Tres morillas tan garridas,
Fueron a coger olivas
Cristianas quedamos pocas en Jaén
Mi rostro se enjuta
Mi risa se agranda
Miro a mi madre
Pero mi padre ha muerto,
(Bien se lo merecía)
cierto que soy un arte
Indiscutiblemente cierto
Me deseo,
Me busco
Y me disculpo mi insolencia
De conseguir lo que quiero.
Sé que sería capaz
De llevar una relación conmigo
Íntima
Impetuosa
Violenta
Llena de cantos,
De viajes
De joyas
Pero miro a mi esposo
Dormido en el borde oscuro
De nuestra cama rosa
Y me digo que no soy capaz
de tener un hijo suyo.
Miro mi mano bella,
Oráculo de mi destino
Y sé que mis ojos son redentores
de las líneas exactas entre mis dientes claros
Plumas geométricas,
Diamantes rosas
Filosos y limpios.
Son de mi padre, le digo
Y siento un odio
Como para golpear a un niño
Con dolo,
Me devuelvo,
Silenciosa
Precisa
Dispuesta
Y me cuelgo entonces
Como un collar de palomas
De los hombros de mi padre.
Mi padre me mira
Como un gran Gatsby
Y me dice:
Niña.
Le da tanto gusto
Que haya ido a verlo
Que me dice
Gacela,
Bailarina de ballet
Y borriquito
Y entonces viejo,
Cansado
Cobrizo
Malvado,
Se arrepiente tanto.
Yo lo perdono no porque sea mi padre,
Sino por ser artista
De esos que a veces casi siempre se equivocan
Tú y yo somos de África del norte,
(Me dice en voz baja)
Por eso nos gustan los arcos
Y las serpientes,
Las olivas.
Morita de Jaén, también me llama,
Y yo lo escucho
Con mis lentitos de colores
Que él me ha comprado.
Y le digo: padre,
Me he vuelto a un reflejo
Y he visto tu cara en el cristal del tranvía
Y siento su mano gigante
En mi hombro luciérnago de niña
y él me dice: tranquila, eres ahora
mi exactitud en el agua
dos versos perfectos
dos obras iguales
un sólo poema.
Yo sí lo escucho en la
plácida lluvia de nuestro espejo
y sé que en él me estoy convirtiendo,
me estoy volviendo
con cada paso mi padre,
con cada objeto que mi mano toca
con cada frase que en mi boca cabe
soy y seré siempre mi padre.
Fueron a coger olivas
Cristianas quedamos pocas en Jaén
Mi rostro se enjuta
Mi risa se agranda
Miro a mi madre
Pero mi padre ha muerto,
(Bien se lo merecía)
cierto que soy un arte
Indiscutiblemente cierto
Me deseo,
Me busco
Y me disculpo mi insolencia
De conseguir lo que quiero.
Sé que sería capaz
De llevar una relación conmigo
Íntima
Impetuosa
Violenta
Llena de cantos,
De viajes
De joyas
Pero miro a mi esposo
Dormido en el borde oscuro
De nuestra cama rosa
Y me digo que no soy capaz
de tener un hijo suyo.
Miro mi mano bella,
Oráculo de mi destino
Y sé que mis ojos son redentores
de las líneas exactas entre mis dientes claros
Plumas geométricas,
Diamantes rosas
Filosos y limpios.
Son de mi padre, le digo
Y siento un odio
Como para golpear a un niño
Con dolo,
Me devuelvo,
Silenciosa
Precisa
Dispuesta
Y me cuelgo entonces
Como un collar de palomas
De los hombros de mi padre.
Mi padre me mira
Como un gran Gatsby
Y me dice:
Niña.
Le da tanto gusto
Que haya ido a verlo
Que me dice
Gacela,
Bailarina de ballet
Y borriquito
Y entonces viejo,
Cansado
Cobrizo
Malvado,
Se arrepiente tanto.
Yo lo perdono no porque sea mi padre,
Sino por ser artista
De esos que a veces casi siempre se equivocan
Tú y yo somos de África del norte,
(Me dice en voz baja)
Por eso nos gustan los arcos
Y las serpientes,
Las olivas.
Morita de Jaén, también me llama,
Y yo lo escucho
Con mis lentitos de colores
Que él me ha comprado.
Y le digo: padre,
Me he vuelto a un reflejo
Y he visto tu cara en el cristal del tranvía
Y siento su mano gigante
En mi hombro luciérnago de niña
y él me dice: tranquila, eres ahora
mi exactitud en el agua
dos versos perfectos
dos obras iguales
un sólo poema.
Yo sí lo escucho en la
plácida lluvia de nuestro espejo
y sé que en él me estoy convirtiendo,
me estoy volviendo
con cada paso mi padre,
con cada objeto que mi mano toca
con cada frase que en mi boca cabe
soy y seré siempre mi padre.