PARADISO
Héme aquí idílico páramo
enjaezada en el confín de tu súplica
trópico de alquimia y pena
vitral servil de tu emblema
mezquital verde y dormido.
Mural de gualda sitiera
nostálgica arena nuestra
sin labios verdes mordidos
sin máscaras de madera.
Súbito azul naufragio
refugio, barca y litera
profético andar de canto
redondo jardín de estrellas.
Friday, December 01, 2006
Tuesday, October 24, 2006
Cómo me conseguí unas gratis para no sentirme tan miserable
Aquella noche fue sólo una mezcla de tiempo coincidido en el que caí en esa cantina por segunda vez, una cantina como todas en las que la gente acostumbra valiente a mirar como lince para comunicarse por cotidianas, animales, múltiples y violentas veces en las que simultáneamente los tambores estiran sus cueros amarillos.
Vaya qué pena, era treinta años mayor que yo y lo peor: se notaba, -bah, no importa-me dije a mí misma, pero esa maestría torpe en el andar del antiguo sólo fue el principio de mis vergüenzas nocturnas, ya que en ese bar de sonrisas pornográficas, el daddy solapador de los vicios infantiles me compraba cerveza por el simple hecho de estar a su ladito.
y yo tan miserable me reía entre tanta multitud que nos veía y que nos criticaba como panteras descifrando un código misterioso para saber si éramos nosotros padre e hija, empleadita y jefe, desconocidos o simplemente un humano primitivo que sostenía la mano de una humanita sincera con aquel pretexto gastado como sus dientes de que la multitud no apartase aquella conexión inicial.
Aquella noche fue sólo una mezcla de tiempo coincidido en el que caí en esa cantina por segunda vez, una cantina como todas en las que la gente acostumbra valiente a mirar como lince para comunicarse por cotidianas, animales, múltiples y violentas veces en las que simultáneamente los tambores estiran sus cueros amarillos.
Vaya qué pena, era treinta años mayor que yo y lo peor: se notaba, -bah, no importa-me dije a mí misma, pero esa maestría torpe en el andar del antiguo sólo fue el principio de mis vergüenzas nocturnas, ya que en ese bar de sonrisas pornográficas, el daddy solapador de los vicios infantiles me compraba cerveza por el simple hecho de estar a su ladito.
y yo tan miserable me reía entre tanta multitud que nos veía y que nos criticaba como panteras descifrando un código misterioso para saber si éramos nosotros padre e hija, empleadita y jefe, desconocidos o simplemente un humano primitivo que sostenía la mano de una humanita sincera con aquel pretexto gastado como sus dientes de que la multitud no apartase aquella conexión inicial.
Nos miramos sentados en una mesita con vaivén de maraca que marcaba un compás desesperado como el zapato anciano en una rumba. Forzadamente me sonrió como si yo no supiera qué había detrás de sus colmillos feroces de cerveza fermentada y, entonces se tomó desesperado una foto conmigo, como si fuera yo la mascota oficial del barecito sombrío en el que se bebería desesperado la última bocanada de aire, mientras que yo sencilla observaba su mano viscosa incapaz de tomarme arrebatado por la cintura en vez de declararse como el ente cuidadoso únicamente capaz de atarme una agujeta solitaria.
Sunday, October 15, 2006
No se trata, ojos de etíope,
de mirarnos a los ojos.
Y yo ya no sé, ojos de etíope,
ni con qué mano alcanzarte,
si con la izquierda, con la derecha
o con alguna otra que inventase para ti solamente.
No se trata, ojos de etíope,
de ser claros cuando la claridad son dos palomas
escondidas en mis dedos de cedro,
y te digo, ojos de etíope,
que somos tan hermosos y difíciles
como tus ojos oscuros,
oscuros y pequeños, ojos de etíope,
oscuros y pequeños como
semillas de una sitiera
en donde vuela tu sombra
como jilguero apagado...
de mirarnos a los ojos.
Y yo ya no sé, ojos de etíope,
ni con qué mano alcanzarte,
si con la izquierda, con la derecha
o con alguna otra que inventase para ti solamente.
No se trata, ojos de etíope,
de ser claros cuando la claridad son dos palomas
escondidas en mis dedos de cedro,
y te digo, ojos de etíope,
que somos tan hermosos y difíciles
como tus ojos oscuros,
oscuros y pequeños, ojos de etíope,
oscuros y pequeños como
semillas de una sitiera
en donde vuela tu sombra
como jilguero apagado...
Wednesday, October 04, 2006
Saturday, September 30, 2006
Confesiones de una prostituta sonorense
Tú no te comparas con el bosque de mis ojos,
tú no eres nada comparado al arsenal de entregas
que una amiga se da con un amante nuevo
—no, tú no tienes nada que ver—
Y sin embargo sigo
recogiendo cotidianamente la basura,
remolino de opio de lo que alguna vez fue
testigo sereno de la indiferencia.
Y aunque con otro ser me reproduzca,
es en el atrio de mi pensamiento donde habita,
y se levanta siempre con su risa de mostaza
y me tira besos y me olvida siempre
como si cada llamada mía,
fuese prohibido contestarla
debido al destino que ya tenía
con otra mujer que no lo quiere.
Thursday, September 28, 2006
Monday, September 25, 2006
So baby keep smilin´
u know the sound of shining
no te puedo comprender
corazón loco
no te puedo comprender
ni ellos tampoco,
yo no me puedo explicar
cómo los puedes tomar
tan tranquilamente..
yo no puedo comprender
cómo se pueden querer
tántos hombres a la vez
y no estar loca.............
por eso sonríe
es eso lo que vale.
Monday, September 11, 2006
moça dourada, misto de flor e sereia, cheia de luz e de graça mas cuja a visão é também triste, pois carrega consigo, a caminho do mar
fue mi paso tan silvestre
que todo en éste cupo,
porque todo tú cabías
y fui yo,
yo fui una mujer sin agravios
más devaluada que un sol argentino
resbalando de tu mano arenosa
que siempre quiso ver en mí a
la chica famosa de Ipanema
fue mi paso tan silvestre
que todo en éste cupo,
porque todo tú cabías
y fui yo,
yo fui una mujer sin agravios
más devaluada que un sol argentino
resbalando de tu mano arenosa
que siempre quiso ver en mí a
la chica famosa de Ipanema
Friday, August 11, 2006
No me arrepiento de esta creación espiritual de pájaros
sumergidos en la fuente castaña en una plaza pública
tan latinoamericana como tus ojos.
No puedo aceptarlo…
no puedo entender lo fácil que te fue envolver mi sentimiento en hojas de maíz
Y declararlo aliviado de toda mi injusta tristeza cotidiana.
cuando no había razones para aceptar lo desechables de estos encuentros, porque
Tan insólito fue nuestro exceso
como una sonrisa diáfana
en un supermercado sobrio
con un bostezo pau sa do...
y una silvestre cantera
que rompe tranquila el aire
con una bala de plomo.
Sunday, July 30, 2006
Saturday, July 29, 2006
Monday, July 03, 2006
Friday, June 16, 2006
Cómo me conseguí unas gratis para no sentirme tan miserable
Aquella noche fue sólo una mezcla de tiempo coincidido en el que caí en esa cantina por segunda vez, una cantina como todas en las que la gente acostumbra valiente a mirar como lince para comunicarse por cotidianas, animales, múltiples y violentas veces en las que simultáneamente los tambores estiran sus cueros amarillos.
Vaya qué pena, era treinta años mayor que yo y lo peor: se notaba, -bah, no importa-me dije a mí misma, pero esa maestría torpe en el andar del antiguo sólo fue el principio de mis vergüenzas nocturnas, ya que en ese bar de sonrisas pornográficas, el daddy solapador de los vicios infantiles me compraba cerveza por el simple hecho de estar a su ladito.
y yo tan miserable me reía entre tanta multitud que nos veía y que nos criticaba como panteras descifrando un código misterioso para saber si éramos nosotros padre e hija, empleadita y jefe, desconocidos o simplemente un humano primitivo que sostenía la mano de una humanita sincera con aquel pretexto gastado como sus dientes de que la multitud no apartase aquella conexión inicial.
Nos miramos sentados en una mesita con vaivén de maraca que marcaba un compás desesperado como el zapato anciano en una rumba. Forzadamente me sonrió como si yo no supiera qué había detrás de sus colmillos feroces de cerveza fermentada y, entonces se tomó desesperado una foto conmigo, como si fuera yo la mascota oficial del barecito sombrío en el que se bebería desesperado la última bocanada de aire, mientras que yo sencilla observaba su mano viscosa incapaz de tomarme arrebatado por la cintura en vez de declararse como el ente cuidadoso únicamente capaz de atarme una agujeta solitaria.
Vaya qué pena, era treinta años mayor que yo y lo peor: se notaba, -bah, no importa-me dije a mí misma, pero esa maestría torpe en el andar del antiguo sólo fue el principio de mis vergüenzas nocturnas, ya que en ese bar de sonrisas pornográficas, el daddy solapador de los vicios infantiles me compraba cerveza por el simple hecho de estar a su ladito.
y yo tan miserable me reía entre tanta multitud que nos veía y que nos criticaba como panteras descifrando un código misterioso para saber si éramos nosotros padre e hija, empleadita y jefe, desconocidos o simplemente un humano primitivo que sostenía la mano de una humanita sincera con aquel pretexto gastado como sus dientes de que la multitud no apartase aquella conexión inicial.
Nos miramos sentados en una mesita con vaivén de maraca que marcaba un compás desesperado como el zapato anciano en una rumba. Forzadamente me sonrió como si yo no supiera qué había detrás de sus colmillos feroces de cerveza fermentada y, entonces se tomó desesperado una foto conmigo, como si fuera yo la mascota oficial del barecito sombrío en el que se bebería desesperado la última bocanada de aire, mientras que yo sencilla observaba su mano viscosa incapaz de tomarme arrebatado por la cintura en vez de declararse como el ente cuidadoso únicamente capaz de atarme una agujeta solitaria.
Sabes que conmigo no
Que yo no soy tu juguete...
Y en la cortina sin faroles
un bolero roto
como el mismo techo.
Sabes que conmigo no
Que yo no soy tu juguete
Y una mesera gorda
brindaba con sus caderas
un cha cha chá desteñido.
Y ya no te rías conmigo
en este bar de sensación constante
y págame veinticinco
por bailar contigo esta canción
pues estoy sintiendo que esta vez
no estamos en un cantina
sino en un cuarto de hotel.
Que yo no soy tu juguete...
Y en la cortina sin faroles
un bolero roto
como el mismo techo.
Sabes que conmigo no
Que yo no soy tu juguete
Y una mesera gorda
brindaba con sus caderas
un cha cha chá desteñido.
Y ya no te rías conmigo
en este bar de sensación constante
y págame veinticinco
por bailar contigo esta canción
pues estoy sintiendo que esta vez
no estamos en un cantina
sino en un cuarto de hotel.
Saturday, April 08, 2006
Abuela, ¿y si mi vida fuese mentira?
si acaso fuese una ilusión que se pierde como el pelo
¿Qué haría?
¿Qué yo haría?
quizás solicitar al tiempo un pardo entrenamiento militar,
una inquisición moderna desenvuelta en catecismo
para poder crear un himno nuevo y expiatorio
que me permita ver tus manos
como un par de higueras transparentes y mestizas
tan inocentes como un regalo de cumpleaños
si acaso fuese una ilusión que se pierde como el pelo
¿Qué haría?
¿Qué yo haría?
quizás solicitar al tiempo un pardo entrenamiento militar,
una inquisición moderna desenvuelta en catecismo
para poder crear un himno nuevo y expiatorio
que me permita ver tus manos
como un par de higueras transparentes y mestizas
tan inocentes como un regalo de cumpleaños
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