
chécala...
Te me echaste encima
como un adolescente
a quien nadie quiere,
como un espontáneo
y silencioso brote verde.
Y doloroso surgiste
como una tubería que rompe
ante la muerte de un amigo nuestro.
Y entonces nada nos detuvo,
y ahí,
en tu datsun blanco del exilio
estuvimos largo rato,
hasta que radiante
la luz de aquella estrella
se convirtó de pronto
en la linterna policiaca.
menos mal que aquí si existen las mordidas..